Misión y dinero [Mission and Money]

Abstract

"Pocos temas relativos a la misión de la Iglesia resultan tan escabrosos como el de su financiación. Cada pregunta que se plantee al respecto podría ser tema de un acalorado debate: ¿Quién provee y cómo se consigue el dinero para la “obra misionera”? ¿Quién hace el presupuesto y con qué criterios? ¿Quién administra los fondos disponibles y cómo? ¿Quién fija el nivel de ingresos y los beneficios colaterales de los misioneros (nacionales o extranjeros)?. Una lectura atenta del Nuevo Testamento muestra que ya en el primer siglo la cuestión de las finanzas de la misión era motivo de preocupación en círculos misioneros. Tal preocupación se refleja, por ejemplo, en el capítulo 9 de 1 Corintios, donde el Apóstol Pablo afirma, entre otra cosas, que su satisfacción es predicar el Evangelio gratuitamente, sin hacer valer su derecho a recibir remuneración por su tarea. No es que dude que esté bien que quienes se dedican a la difusión del Evangelio reciban de éste lo necesario para vivir. Por el contrario, argumenta: “¿Quién presta servicio militar pagándose sus gastos? ¿Quién planta un viñedo y no come de sus uvas? ¿Quién cuida un rebaño y no toma la leche que produce?” (v. 7, Nueva Versión Internacional). La respuesta es clara: cada cual vive de aquélla a que se dedica, y este principio también es válido para los misioneros."