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http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=34300710Abstract
Artaud afirmó que el cine participa del pensamiento, es decir, que es poseedor del poder peculiar y sobrecogedor que distingue y constituye la fuerza del pensamiento comprendido como ideación, esto es, del pensamiento como la acción por la cual se pueden representar y hacer comprender formas esenciales del universo. Así, el cine sería la visión en cuya visibilidad se trasluce el orden invisible de todo un aspecto del mundo. Un análisis detenido y profundo de algunas de las más importantes producciones fílmicas de autores como Wenders, Pasolini, Bergman o Kieslowski nos lleva a la conclusión de que este puede ser un sentido viable de interpretación de las palabras de Artaud. En efecto, en ellas el cine parece hacer ejercicio del acto ideatorio que, sin lugar a dudas, también está presente, aunque de modo muy distinto, en la ciencia o la filosofía del período clásico. A diferencia de estas últimas, el cine accede por vía muy distinta al acto ideatorio. El cine tiene el poder de prescindir de la realización de reiteradas observaciones empíricas (como es el caso de la ciencia) o de inferencias inductivas (como es el caso de la filosofía) para hacer comprender al espectador formas esenciales, estructuras del universo.Date
2002Type
Artículo científicoIdentifier
oai:redalyc.org:34300710http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=34300710