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http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=92430705Abstract
El fenómeno de la "fuga de cerebros" tiene una larga historia. En 1963, la Royal Society definió "fuga de cerebros" como el éxodo de científicos británicos hacia los EEUU, lo cual comprometía seriamente la economía británica, pero este término eventualmente pasó a ser de uso común para describir las emigraciones de académicos y profesionales de los países del Tercer Mundo. Debido a estas migraciones, las inversiones realizadas por estos países para la formación de sus recursos humanos fueron usadas por los países desarrollados: los resultados dieron una injusta ayuda tecnológica para los países más ricos por parte de los más pobres. Este concepto de "transferencia inversa de tecnológica" fue desarrollado por la United Nation Conference on Trades and Development en 1972. Después del final de la Unión Soviética y del Tratado de Varsovia en la última década del siglo pasado, comenzó una gran fuga de cerebros desde los países Europeos del Este: al mismo tiempo, hoy en día está presente un serio riesgo de desperdicio de cerebros, puesto que no todos los que migran pueden encontrar un trabajo al nivel de sus capacidades. Un número de académicos sugirieron que ahora es más apropiado definir a las migraciones altamente calificadas como "movilidad de cerebros" y no como "fuga de cerebros", puesto que hasta la fecha la economía mundial está dominada en gran parte por la libre circulación de capitales, mercancías y trabajo. Sin embargo, muchos otros todavía están convencidos de que el concepto de "fuga de cerebros" todavía es válido, principalmente en el caso de las migraciones de trabajadores altamente capacitados desde los países del Tercer Mundo hacia el Norte.Date
2006Type
Artículo científicoIdentifier
oai:redalyc.org:92430705http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=92430705