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Teología y género [Theology and Gender]

Ajo, Clara Luz
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Abstract
"Para mí, hablar de teología en Cuba significa situarme como un ser humano que pertenece a una cultura. Una cultura que, según Fernando Ortiz, es co-mo el ajiaco, como la caldosa: un producto que resulta de la mezcla de muchos elementos; cada uno da sabor y co-lor; cada uno da y toma de los otros para terminar al final en un producto único con un sabor propio y característico. Esa mezcla, esa diversidad nos constituye como cubanos y cubanas, y de ella quiero partir en mi reflexión. Porque para mí la teología no es una reflexión que nace en la academia. Para llegar a la academia y dejarse ver en tomos y volúmenes, la reflexión debe primero ser parte de la experiencia cotidiana. Es por eso que nuestro quehacer teológico estará determinado siempre no sólo por nuestro contexto, nuestra historia y nuestra cultura, sino también por factores de género, raza y clase que nos forman como seres humanos y que están indisolublemente ligados a nuestra vida y nuestra experiencia de fe. Di mis primeros pasos como estudiante de teología en una época en la que las mujeres no la estudiaban. Fue una época muy rica, llena de inquietudes frente a los cambios que se daban en nuestra sociedad. Recuerdo que espacios como el Seminario de Matanzas, el Movimiento Estu-diantil Cristiano y el propio Consejo de Iglesias constituían centros de reflexión y diálogo en los que la riqueza del mo-mento que vivíamos nos estimulaba e inspiraba" ["For me, talking about theology in Cuba means put myself as a human being who belongs to a culture. A culture that, according to Fernando Ortiz, co-mo ajiaco like soupy: a product that is a mixture of many elements; each gives flavor and co-lor; each gives and takes from the other end to end in a single product with a unique and distinctive flavor. That mix, this diversity makes us as Cubans, and I want it from my reflection. For me, theology is not a reflection that begins at the academy. To get to the academy and be seen in volumes and volumes, reflection must first be part of everyday experience. That is why our theological task is always determined not only by our context, our history and our culture, but also by factors of gender, race and class that shape us as human beings and are inextricably linked to our lives and our experience faith. I took my first steps as a student of theology at a time when women did not studied. It was a rich time, full of disquiet at the changes taking place in our society. I remember places like the Seminary of Matanzas, the Stu-dent Christian Movement and the Council of Churches itself constituted centers of reflection and dialogue in which the richness of the mo-ment that we lived stimulated and inspired"]
Note(s)
Topic
Type
Article
Date
2005
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